La masterización de audio es una tarea difícil y a menudo mal entendida. En parte porque ha cambiado mucho a lo largo del tiempo, y ha pasado mucho tiempo, aproximadamente 80 años. Aprender algo de la historia de la masterización puede ayudar a entender mejor por qué empezó en primer lugar. También explica por qué la necesitamos y cómo debemos abordarla.
La historia de la masterización
Al principio, las grabaciones de audio eran muy sencillas, normalmente, el ingeniero colocaba un micrófono delante de una banda. Después cortaban el audio directamente en un disco de cera o acetato, que ya era el master. Finalmente, este disco se utilizaba para crear una estampación para discos de goma laca o vinilo de 10 pulgadas.
En 1948, Ampex fabricó el «Modelo 200», un grabador de cinta magnética que revolucionó la grabación de audio. Sin embargo, tenía un inconveniente. Necesitaban un proceso para transferir el audio de la cinta al medio más restrictivo de los discos de vinilo. La cinta magnética tiene un rango dinámico más amplio que el vinilo, y respuestas de frecuencia diferentes. Los ingenieros tenían que comprimir y ecualizar el audio para transferirlo al vinilo. Era necesario para evitar problemas mecánicos como el tracking y el skipping, que hacían que la aguja saltara u omitiera muestras. Además, el corte del primer vinilo era en cierto modo un proceso manual, con equipos especializados. Sin embargo, una mala preparación del audio o un solo error inutilizaban el máster y había que volver a empezar. Había un ingeniero especializado en este complejo proceso, que más tarde se llamaría masterización de audio.
Al principio, las compañías discográficas y los ingenieros de masterización aplicaban algunas ecualizaciones propias para mejorar la transferencia al vinilo. En 1954, la RIAA introdujo la curva de ecualización RIAA, que la industria pronto adoptó como estándar para los discos de vinilo. Estandarizar la respuesta en frecuencia de los dispositivos de reproducción tenía muchas ventajas y era una buena mejora en general. Ahora se podían cortar discos con surcos más estrechos, lo que permitía tiempos de reproducción más largos. Algunas grabaciones con muchos graves presentaban problemas que obligaban a los ingenieros de masterización a aplicar una ecualización correctiva adicional para optimizar sus grabaciones.
La guerra del volumen
En esta fase, las empresas se dieron cuenta de la importancia de la masterización en el éxito de ciertos discos. El volumen era un factor importante a tener en cuenta. En la década de 1940, los reproductores de vinilo se hicieron populares y a menudo se ajustaban a un nivel de volumen predeterminado. Esto hacía que los discos masterizados con más volumen destacaran. Del mismo modo, en los años 50, los productores empezaron a pedir singles de 7 pulgadas con un volumen más alto para que sus canciones destacaran cuando las escucharan los directores de las emisoras de radio. Esto iniciaría más adelante una guerra de volumen, que explicaremos detalladamente en otro artículo.
Debido a esto, la masterización de audio comenzó a ser más creativa y se dispuso de nuevas herramientas de compresión y ecualización. Este fue el comienzo de la masterización moderna.
La masterización en la era digital
En 1982, la introducción de los discos compactos (CD) provocó una revolución en la industria del audio. Hubo muchos otros avances en la década de 1980 que mejoraron el proceso de masterización junto con la adopción digital. El papel del ingeniero de masterización ganó mucha importancia en este momento.
Los formatos de audio digital mejoraron el rango dinámico y proporcionaron una mayor relación señal-ruido que sus homólogos analógicos. Esto permitió a los ingenieros de masterización aumentar aún más la sonoridad de una pista, que era la principal preocupación de la época. También facilitó otras mejoras de sonido mediante ecualizadores, excitadores auditivos y otras nuevas herramientas
Al principio, sólo se disponía de grabadoras digitales y procesadores de audio basados en hardware. Pero pronto ordenadores como el Apple II y el Atari ST se hicieron lo suficientemente potentes para el procesamiento digital de audio. Esto dio lugar a innovadores editores de sonido como Pro Tools, que más tarde se convirtió en un moderno DAW
La posibilidad de grabar y procesar audio digital en un ordenador ha cambiado por completo la forma de grabar y masterizar el audio en todo el mundo. Gracias a ello, ahora es posible crear estudios caseros, lo que supone un gran salto en la historia de la masterización.
La masterización moderna
Después de décadas, la masterización no ha dejado de evolucionar. Las herramientas y recursos que encontramos hoy en día habrían sido impensables en los años 40. Con la introducción de plugins como VST, AU y RTAS las opciones de procesamiento de audio han aumentado exponencialmente. La masterización de audio se ha vuelto mucho más refinada, y la sonoridad ya no es el principal -o único- objetivo. La compresión y la limitación multibanda han introducido nuevas formas de equilibrar dinámicamente la ecualización, lo que ha supuesto grandes mejoras. Muchas herramientas para reducir el ruido y otros chasquidos y fallos mediante software también ayudaron a restaurar y remasterizar discos antiguos.
Hoy en día, los productores de todo el mundo pueden grabar, mezclar y masterizar sus canciones en sus propias casas. Sin embargo, la masterización es la fase final de la producción y la última oportunidad para mejorar el resultado final de la pista. En los años 40, el ingeniero tenía que transferir el audio a un disco de vinilo. Ahora tienes que asegurarte de que tu pista se traduce bien a cualquier dispositivo de reproducción, lo que no es nada fácil
Los plugins hacen que la masterización esté al alcance de cualquiera con conocimientos, algo de experiencia y -muy importante- buenos monitores. Puedes tener acceso a herramientas profesionales para dar forma a tu producto con poco coste.
Historia de la masterización: ¿Cómo será el futuro?
La masterización seguirá siendo esencial en la producción musical. Sin embargo, con la introducción de los estándares de sonoridad y las nuevas tecnologías, se abre una nueva etapa.
Normalización
Un nuevo estándar de sonoridad, el LUFS, está empezando a ganar popularidad. Los servicios de streaming, como Spotify, utilizan ahora la normalización mediante LUFS para regular el volumen entre las pistas durante la reproducción. Esto mejora la experiencia del oyente y hace que el uso extremo de la compresión y la limitación sea contraproducente
Si la normalización en los dispositivos de consumo se convierte en la norma, la guerra del volumen acabará. Esto cambiará la forma de masterizar nuestras pistas. Y, al final, esto beneficiará a todos, pudiendo crear música con más dinámica y mejor sonido.
Masterización automatizada
La introducción de la masterización de audio automatizada en los últimos años es la última innovación en la historia de la masterización. Con la mejora del aprendizaje automático, los ordenadores pueden empezar a competir con los ingenieros de audio profesionales expertos en esta tarea. Se trata de un nuevo gran movimiento en la industria musical
MasteringBOX se lanzó en mayo de 2015, y después de 5 años, ahora hay más de 10 servicios de masterización automatizada disponibles. Para muchos, la masterización automatizada ha demostrado ser muy eficaz, asequible e increíblemente rápida. Cada vez más artistas, bandas y productores independientes están adoptando esta nueva tendencia. Es cuestión de tiempo que los grandes sellos y las compañías discográficas se sumen a ella.
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Sobre el autor
Dídac
CEO y Fundador de MasteringBOXDídac es un ingeniero de audio profesional, productor musical e ingeniero de software. También es el fundador de MasteringBOX y el autor de muchos de los artículos del blog.
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